Políticas y espacios posmodernos

La forma física de la ciudad, así como sus dimensiones simbólicas, son la encarnación de una cierta historia, de ciertos intereses, de ciertos valores y de unas ciertas relaciones sociales. A su vez, favorecen ciertas posibilidades, relaciones, valores y actitudes u otras.

Sin embargo, las transformaciones inducidas por los procesos de modernización afectan directamente y de manera crítica, esta correlación entre forma física, dimensión simbólica y procesos sociales. Al mismo tiempo, pone en crisis las formas urbanas tradicionales, la urbanización acelerada y prácticamente total del territorio genera unos espacios urbanos carentes de significación y de memoria, debilitando su capacidad de actuar como dispositivos de integración y de cohesión social. Una carencia que fácilmente genera nostalgia de las formas tradicionales -idealizadas- de ciudad.

A menudo esta nostalgia de ciudad es satisfecha, paradójicamente, en forma de privatización del espacio público, sobretodo en áreas residenciales o de ocio donde se intenta crear islas de orden, seguridad y significación e informalidad. Este es el fenómeno cada vez más importante en los Estados Unidos, pero se va extendiendo por todo el mundo, especialmente en aquellas regiones carentes de una fuerte tradición urbana.