Recordando a Pep Calsamiglia
A la manera del Col·legi de Filosofía
Debates
Gratuito
Este invierno del 2008 se han cumplido 25 años del curso que el Col·legi de Filosofía, embrión del actual Institut d’Humanitats de Barcelona, dedicó a la memoria de Pep Calsamiglia. Para conmemorar esta efeméride, la familia Calsamiglia y el Institut d’Humanitats han pedido a tres de los miembros del Col·legi particularmente vinculados a Pep que rememoren aquella relación personal y filosófica desde la perspectiva de su trabajo de pensamiento actual. Estas conferencias son sobre todo una reivindicación del tipo ejemplar de apertura a la cultura, la ciudad y la vida que Calsamiglia dejó en herencia a las generaciones actuales.
25 de marzo
Eugenio Trías
Pep Calsamiglia y Joan Maragall
Introducción a cargo a Jaume Casals
1 de abril
Xavier Rubert de Ventós
Dadme ojos ciegos para cosas que no cuentan
Introducción a cargo de Helena Calsamiglia
15 de abril
Josep Ramoneda
La filosofía como conversación inacabada
Introducción a cargo de Xavier Calsamiglia
Josep Maria Calsamiglia y Vives nació en Barcelona el 18 de mayo de 1913. Entró en la universidad en edad temprana, cursó filosofía y derecho, y empezó su vida académica a los veinte años como auxiliar de su maestro, el filósofo Joaquim Xirau, en la Universitat Autònoma de Barcelona, actividad que complementó con la enseñanza en el Institut Escola, durante los años de la República.
La guerra civil comportó una ruptura con la línea académica que había seguido. Durante la posguerra fue depurado y apartado de la actividad docente. Se dedicó a las industrias gráficas y fundó la editorial Ariel, junto con Alexandre Argullós.
Pese a las dificultades, hizo compatible su dedicación a las tareas editoriales con el mantenimiento de la relación con los universitarios y la realización de seminarios privados sobre filosofía, dónde encontró un espacio estimulante para seguir y debatir el pensamiento más influyente de la época contemporánea. Cuando se creó la Universitat Autònoma de Barcelona, el año 1968, se incorporó a la docencia como profesor de Historia de la Filosofía. La demanda de una cátedra para él por parte de profesores de Barcelona y Madrid permitió que un itinerario tan singular y poco convencional como el suyo se viera coronado por una vinculación estable con la universidad. La colaboración constante con sus colegas fraguó en la creación del Col·legi de Filosofía, en la revista Enrahonar y en la colección de textos filosóficos del editorial Laia.
Murió en Arenys de Mar, el 23 de julio de 1982, de un ataque al corazón. Su brusca desaparición dejó un gran vacío, puesto que con su estilo conversacional de hacer filosofía su talante abierto y la inteligencia de sus aportaciones, había creado admiración profunda en todas las generaciones de filósofos que lo conocieron.