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Exposición

Cultura basura. Una espeleolegía del gusto

Pintura, música, televisión... Los productos de la cultura basura son aquellos que la cultura oficial considera aberrantes, pero que el consumidor, a partir de la ironía, es capaz de elevar a la categoría de fascinantes.

Suele hablarse de Cultura Basura con intenciones a menudo peyorativas: es la expresión discriminatoria que emplea quien desea delimitar el terreno de su concepción del buen gusto -habitualmente avalada por el consenso de la elite cultural- delante de los suburbios, caóticos y desordenados, del places estético todavía no aceptado y codificado. Sin embargo, la Cultura Basura proporciona una respuesta en clave pop a las insidiosas preguntas que, acerca del lugar del arte, recorren la historia de la modernidad.

La exposición nos propone un recorrido por esa estética -sus orígenes, sus iconos, sus lenguajes y su funcionamiento- e invita al visitante a convertirse en un espectador basura consciente y activo. CULTURA BASURA es un viaje al exceso, la distorsión, la intensidad, la heterodoxia, la ironía y la crítica y es, asimismo, una exposición para descubrir un proceso de placer estético más cotidiano día tras día.

Comisariado: Jordi Costa

Apartados de la exposición

1.- La Belleza de la Fealdad
La Cultura Basura consiste en sucumbir a la belleza de lo monstruoso. Por eso, el recorrido parte de la primera industria del espectáculo que colocó bajo los focos a aquellas formas de excepcionalidad que surgían en las lejanías de la hermosura: el 'freakshow' o feria de fenómenos humanos. En ese ámbito está el germen del impulso que, más tarde, se transformará en una fascinación por el arte aberrante, inarmónico, estéticamente discutible -la tristeza kitsch de pintoras como Margaret Keane y su larga lista de imitadores- o moralmente reprobable -los trazos entre macabros e ingenuistas del llamado 'serial killer art'-. La Cultura Basura es, en ocasiones, una arqueología pop, una reivindicación -entre irónica y sincera- de estéticas que la evolución incesante de las tendencias podría condenar a un injusto olvido: es el caso del urbanismo desarrollista y la arquitectura turística de la España de los setenta reivindicadas en páginas web como Torremolinos Chic o Zaragoza De Luxe.

Exposición
Esta primera sección de la muestra reproduce los ambientes de freakshow (feria de monstruos humanos) de principios del siglo XX; presenta obra original de Margaret Keane y de algunos de sus seguidores (Igor, Gig, Ozz Franca); reúne una selección de reproducciones procedentes del mercado perverso y alternativo de los serial killers (Charles Manson, John Wayne Gay, Herny Lee Lucas...) y, vía Internet, aproxima al visitante al urbanismo y la arquitectura desarrollista de los setenta reivindicados por algunos colectivos.

2.- Un Espectador Insumiso
La Cultura Basura suele ser una construcción de la mirada del espectador: una epifanía experimentada por un ojo atento que necesita desarrollar unos peculiares rituales de disfrute y goce estético para compartir y perpetuar ese momento de placer privado. El espectador mutante, entregado a la ceremonia lúdica y colectiva de desmontar una mala película en el curso de una sesión de culto de madrugada, tiene muy poco que ver con el cinéfilo, dispuesto a contemplar una obra maestra del séptimo arte desde cierta pasividad reverencial. El espectador basura posee el radar lo suficientemente afinado como para detectar tesoros en lugares imprevisibles, pero también debe saber articular los códigos de recepción que convertirán ese hallazgo en una forma distinta de arte. La Cultura Basura aboga por una comunicación activa y antidogmática entre la obra y el consumidor.

Exposición
Una sucesión de vitrinas repletas de programas de cine, carteles, objetos promocionales de películas, flyers, revistas... permite al visitante hacer un recorrido por una historia alternativa del cine. La sección culmina en un pequeño auditorio donde se proyecte la película Carne.

3.- La Vanguardia Casual
El creador basura suele formular sus hallazgos sin un plan previo. La obra basura en estado puro es impremeditada, espontánea, natural: un fruto de las buenas intenciones, que, en algunos casos, llega a unas soluciones estéticas extremas emparentadas, por puro azar, con la transgresión de los lenguajes consensuados que proponen las vanguardias. La Cultura Basura es, en la mejor de sus expresiones, una especie de vanguardia casual, que se sitúa en las antípodas de la mediocridad. El caso de Ed Wood jr., considerado el peor director de la historia del cine, es ejemplar en este sentido: la intensidad de sus incorrecciones cristalizó en una serie de trabajos irrepetibles, de esquiva belleza, que han tenido influencia posterior en los hallazgos de un creador de tan marcada vocación experimental como David Lynch.

Exposición
Una aproximación a la figura de Ed Wood, icono del cine basura, a través de audiovisuales y objetos diversos relacionados con el cineasta.

4.- El Activismo del Gusto
Rebuscar en la basura cultural es, también, un método posible para construirse un menú estético al margen de los dictados de mercado. En unos tiempos en que las dictaduras del gusto parecen asfixiar toda posibilidad de disidencia estética, el esteta basura tiene la responsabilidad de establecer su religión privada rescatando iconos del olvido, reciclando discursos más allá de su intención original. Algunos coleccionistas de vinilo de vocación basura han encontrado yacimientos de talento e insólita experimentación en zonas que habían sido obviadas por las listas de éxitos y las historias oficiales del pop.

Exposición
Diez habitaciones distintas destinadas al culto de diez músicos: The Shaggs, Daniel Johnston, Heino, Luixy Toledo, Tamara y William Shatner, entre otros.

5.- El Imperio de la Basura
La televisión es el medio que, en cierto sentido, ha acabado pervirtiendo el funcionamiento y la naturaleza de la Cultura Basura: en ese contexto, la basura se convierte en esperanto populista y abandona su poder transgresor. Es entonces cuando el espectador corre el peligro de perder el control del mecanismo. No obstante, en el Imperio de la Basura, aún es posible establecer jerarquías, identificar y aislar fenómenos de culto dignos de estudio. Y, también, al espectador -reducido por el medio a consumidor pasivo- le queda una última posibilidad de venganza: trocear el discurso mediático poniendo en evidencia su manipulación, convirtiendo sus jirones sacados de contexto en la sucesión evolutiva del graffiti.

Exposición
Un montaje audiovisual permite al visitante un paseo por los productos basura de la televisión.

6.- Living La Vida Basura
La palabra 'basura' adjetiva cada vez más aspectos de lo cotidiano: trabajo, comida, contratos, comunicación, sexo... Si la Cultura Basura ha sido un gratificante simulacro de arte para los tiempos de las estéticas teledirigidas, los sucesivos simulacros que asumen el lugar y la función de muchas de nuestras experiencias naturales parecen gritarnos al oído que vivimos una vida basura. Cerrando un círculo, las páginas web personales podrían interpretarse como un reflejo cibernético del 'freakshow', donde nosotros nos hemos convertido en nuestros propios monstruos, exhibiendo en el vacío del ciberespacio los límites de nuestra propia mediocridad. No obstante, quizá este no sea, todavía, el final del camino.

Exposición
Una colección de objetos cotidianos kitsch y un audiovisual que resume las 24 horas de la vida de un ciudadano cualquiera que consciente o inconscientemente tiene un comportamiento basura, cierran la exposición.

Actividades pasadas

Gandules'03

Diseccionando la basura y Basura al fresco

Periòdic '03: Cultura basura

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