Exposición
Bamako '03. Fotografía africana contemporánea
Después de la exposición Áfricas: el artista y la ciudad (2001), en la que se realizaba un amplio recorrido por la creación contemporánea de África en sus múltiples registros expresivos, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona propone Bamako 03. Fotografía africana contemporánea, una nueva aproximación a la vitalidad creativa del continente africano, que, pese a su proximidad geográfica, sigue siendo entre nosotros un gran desconocido.
En este caso, el proyecto se centra en el mundo de la fotografía. Presentamos unas 200 fotografías de las 2.000 que ha reunido la última edición de la bienal Rencontres de la Photographie Africaine de Bamako, un acontecimiento de periodicidad bianual que, tras cinco ediciones, se ha consolidado como una de las grandes citas de la creación artística africana. La edición de este año ha tenido lugar en la capital de Malí del 20 de octubre al 20 de noviembre de 2003, bajo la dirección de Simon Njami.De las obras seleccionadas de las Rencontres de la Photographie Africaine de Bamako que presenta el CCCB, puede contemplarse el trabajo de nueve de los fotógrafos participantes en la exposición internacional, cuyo lema, en la presente edición, ha sido "Rituales sagrados, rituales profanos". Asimismo, presentamos una muestra de fotografías egipcias, y las monográficas dedicadas a los fotógrafos: Santu Mofokeng (Sudáfrica), Youssef Safieddine (Líbano/Senegal) y Van Leo (Egipto).
Gracias al acuerdo establecido con las entidades organizadoras de las Rencontres de Bamako -la Association Française d'Action Artistique (AFAA) y el Ministerio de Cultura de Malí-, el CCCB presenta una amplia selección de las propuestas más interesantes de la última edición. La selección que llega a Barcelona ha sido realizada por Pep Subirós.
Comisariado: Josep Subirós (ver Pep Subirós), Simon Njami
Durante los años noventa del siglo pasado, diferentes publicaciones y muestras presentadas en Europa y Estados Unidos pusieron al alcance del público no especializado la gran riqueza de la creación fotográfica en África.
En este "descubrimiento" hay que reconocer el papel de las Rencontres de la Photographie Africaine de Bamako, una convocatoria de periodicidad bianual que se celebró por primera vez en 1994 y que desde entonces se ha ido consolidando como una de las citas artísticas más importantes e interesantes del continente africano.
El núcleo central de la bienal lo constituye una gran exposición internacional, de ámbito panafricano (incluyendo la diáspora), que, en la última edición -celebrada entre el 20 de octubre y el 20 de noviembre de 2003-, ha girado alrededor del tema "Rituales sagrados, rituales profanos".
Además, las Rencontres incluyen una serie de secciones que configuran un mosaico denso y abigarrado en el que tienen cabida desde muestras personales hasta exposiciones de carácter patrimonial u homenajes a grandes artistas recientemente desaparecidos. Con las cerca de dos mil fotografías presentadas, las Rencontres de Bamako ofrecen, pues, una panorámica cualitativa de la creatividad contemporánea en este terreno al tiempo que actúan como plataforma y caja de resonancia del trabajo exigente y riguroso que muchos artistas llevan a cabo, día tras día, en las condiciones más difíciles.
Un aspecto que resulta especialmente revelador lo constituye la contraposición entre la mirada de la gran mayoría de fotógrafos occidentales sobre África y la mirada de los propios africanos. A diferencia de la de los primeros, la de éstos últimos da lugar a unas fotografías a menudo preñadas de dramatismo, pero nunca de sensacionalismo; cargadas asimismo de singularidad, aunque nunca de exotismo. Son miradas desde dentro, a menudo críticas, pero siempre desde una experiencia compartida, nunca desde una otredad condescendiente.
Al mismo tiempo, lo que evidencian las fotos expuestas en Bamako, casi sin excepción, es que, como afirma Santu Mofokeng de sí mismo en la introducción a su exposición, a la inmensa mayoría de los fotógrafos africanos la belleza sin verdad les resulta insatisfactoria.
Dicho esto, hay que recordar, sin embargo, que África es inmensa, múltiple, diversa, cambiante, de modo que la intención de la exposición que aquí se presenta no es sentar cátedra sobre el estado de la fotografía en África, sino, más modestamente, ofrecer una visión fiel al espíritu de la quinta edición de las Rencontres.
Dada la imposibilidad de traer la totalidad de las fotos expuestas en Bamako, se ha optado no por ofrecer una muestra reducida de todos los fotógrafos participantes y de todas las exposiciones programadas en las distintas secciones, sino conjuntos expositivos completos que mantengan la unidad y coherencia de cada proyecto. El CCCB presenta, así, los trabajos de nueve de los fotógrafos participantes en la exposición internacional, incluyendo aquéllos que han obtenido los principales premios, así como la exposición monográfica dedicada a Santu Mofokeng, la exposición nacional de Egipto, la muestra de Youssef Safieddine en el apartado de "Memorias" y la de Van Leo en el de "Homenajes".
1.- Exposición internacional: Rituales sagrados, rituales profanos. La irreverencia divina de las imágenes
El tema general de la exposición internacional de las Rencontres de Bamako 2003 remite al sentido del ritual en nuestras sociedades. Tanto si son sagrados como si son profanos, los rituales revelan la esencia misma de nuestra humanidad. En tanto que los rituales sagrados son habitados por Dios o por los dioses, los profanos se preocupan por el individuo. Cuando los aplicamos a la fotografía, ilustran la relación que mantenemos con el problema de la representación. Lo sagrado es, por definición, aquello que no podemos ver. Aquello que no debe ser visto. Lo profano, en cambio, es lo común. La experiencia de la vida cotidiana.
Sin embargo, hay puntos en los que ambas experiencias se entrecruzan: el momento en que la realidad es trascendida, transformada en algo diferente. Algo que explica nuestras alegrías y nuestros miedos. Algo que transforma la realidad banal en una experiencia espiritual. Es, sin duda, el misterio que Jean Baudrillard ha definido como "la irreverencia divina de las imágenes".
Simon Njami
2.- Homenaje: Van Leo (1921-2002) (Egipto). Un simple repertorio del deseo
En un El Cairo cosmopolita, desaparecido ya hace mucho, Van Leo era el fotógrafo más apreciado por la sociedad mundana. Con todo, hoy, una visión de conjunto de su obra rehuye las definiciones simplistas. Si Van Leo se apropiaba de rasgos claramente sacados de Hollywood y su culto a las estrellas, su trabajo iba sin embargo más allá de las poses estándar que poblaban las postales que coleccionaba cuando niño. Van Leo inventó un género propio dentro de la fotografía de estudio, un género de vanguardia sin precedentes en el mundo árabe.
Sus retratos son iconos sin pretensión alguna de representar la realidad con fidelidad, sino que negocian con el reino de la fantasía la fabricación de una personalidad imaginada. Manipulando la luz, retocando las líneas de la nariz y pasándose muchas horas en el cuarto oscuro, Van Leo sabe transformar a una cantante española en Veronica Lake, a una bailarina ucraniana en Elizabeth Taylor, a un ama de casa egipcia en Nathalie Wood.
Para Van Leo, la identidad nunca es fija, sino completamente maleable, un simple indicio del deseo, visto el poder que tiene el medio que empuña.
La selección que aquí se presenta deja de lado buena parte de la obra de Van Leo, la más conocida del público. Faltan, en efecto, las estrellas de cine, las bailarinas, las artistas de striptease y las reinas de belleza fijadas en poses exageradas. No obstante, Van Leo consigue hacer de personas desconocidas, anónimas, verdaderos personajes.
No se trata de simples instantáneas, sino de estudios, encuadrados de manera íntima, que a veces revelan las texturas más matizadas del rostro -como en un retrato de Hrant Kutnuyan hecho en 1944. Dicho retrato, inmediato y abierto como un paisaje, desprende al mismo tiempo una especie de presagio, es cerrado como una máscara. Aquí, Van Leo nos da todo y nada, lo evidente y lo oculto. Al dorso, el fotógrafo escribió cuidadosamente "un amigo de escuela".
Negar Azimi
3.- Memorias:Youssef Safieddine (Líbano/Senegal). Arte y colores
Senegal fue una de los primeros destinos de los libaneses que, al final del imperio otomano, huían del hambre y las tensiones políticas.
Youssef Safieddine pertanece a esa diáspora. En 1956 abre en Dakar el Studio Safieddine, en la línea de los estudios fotográficos libaneses -L'Étoile, Ali Baba, etc. La mayoría de los archivos de tales estudios han desaparecido. Los fotógrafos daban a los clientes su retrato junto con la placa de vidrio o el negativo correspondientes. Los retratos rechazados eran borrados, y las placas de vidrio, de nuevo transparentes, vendidas en los mercados.
De Safieddine se conservan autorretratos tocando el acordeón, rodeado de sus amigos o, solo, imitando el grito de Tarzán, o acompañado de Fatmeh, su mujer.
Art et Couleurs es la verdadera novela de la vida de la pareja Safieddine en los años sesenta. En esa época de crecimiento económico, de fiestas hula-hop y pelos crepados, los Beatles cantan "Love, Love Me Do". Amarse está de moda. Las fotonovelas invaden los kioscos. Líricas y de color rosa, presentan clichés kitschs de parejas abrazadas, transidas de un amor eterno y romántico. Las poses de Youssef y Fatmeh son las mismas de los enamorados de esas novelas. Sobre un fondo de paisajes soleados, contemplan, con sonrisas radiantes, un mismo horizonte. La pareja escenifica su complicidad. Durante las salidas al campo, las vacaciones en España o Egipto, Youssef instala el trípode, encuadra cuidadosamente el decorado. Sus imágenes inmortalizan, más allá del narcisismo, su éxito familiar, profesional y social.
Los retratos evolucionan. Blanco y negro, montajes, imágenes coloreadas a mano, fotos en color Kodak, el vínculo entre Youssef y Fatmeh no cambia. Resiste el paso del tiempo. Art et Couleurs no es una fotonovela sino un documento de la historia de dos personas exiliadas que han sabido hallar nuevas raíces en su unión.
Lara Baladi
4.- Exposición Nacional: Egipto. Reencuadre
Si bien Egipto es un tesoro para la mirada fotográfica, el país sigue teniendo una relación conflictiva con el objetivo. Tomar fotografías continúa siendo difícil, ya que la tristemente célebre frase mamnoua el taswir ('fotografías prohibidas') es todavía omnipresente, como si se quisiera decir que este tipo de representación no debería ser autorizado a los simples mortales. Asimismo, fotografiar a una persona aún es visto como si se ejerciese un poder sobre ella.
No obstante, durante la segunda mitad del siglo XX, la fotografía ha contribuido a formar las identidades locales. Basta con entrar en la tienda de un artesano o en un café para comprobarlo: el retrato del propietario, o más a menudo de su padre o su abuelo, ocupa siempre un lugar preferente.
Hoy en día, Egipto ha cambiado de siglo y los egipcios se han reapropiado de la fotografía en el marco de un cambio de paradigma sin precedentes. La fotografía se ha convertido en un modo de participación activa y de intervención, una escapatoria de las construcciones visuales hegemónicas.
La selección de trabajos que aquí se presenta, realizados con la ayuda de un aparato fotográfico o de una cámara de vídeo, atestigua la multiplicidad de idiomas e historias artísticas que hoy produce Egipto. A partir de una rica herencia pictórica, los jóvenes fotógrafos de la nueva generación redefinirán sin duda los códigos visuales predominantes para volver a poner en cuestión las categorías estéticas tradicionales, que han marcado las relaciones de la sociedad egipcia con la fotografía desde hace tanto tiempo.
Negar Azimi
5.- Exposición monográfica: Santu Mofokeng (Sudáfrica). Repensar los paisajes
"En esta exposición os llevo a hacer un viaje en busca de sombras, una búsqueda que informa mi estética. Es fácil que culpe a mis padres de mi obsesión por el significado y el propósito. Y también de que crea que la belleza sin verdad no es satisfactoria. Sólo que sospecho que el problema está en algún otro lado, en las muchas manifestaciones de mi conciencia, localizado en alguna parte entre 1956 y el presente. También tengo una vaga idea de una parte de mí que durante largo tiempo he omitido en mi obra: ¡mi espiritualidad! Hay varios motivos por los que la ignoré. Entre ellos, el miedo a las implicaciones políticas y de otro tipo, la ambivalencia sobre mi propia espiritualidad, cierta vergüenza y, posiblemente, que mi mirada estuviera deformada. Esta exploración es un intento de aceptar mi existencia esquizofrénica.
"Me crié en una época de fe, una fe que era a la vez ritual y espiritual. Un cóctel raro de creencias que incluye ritos paganos y creencias cristianas. Y, aunque soy reacio a ser partícipe de este mundo vaporoso, me identifico con él. No lo calificaría de 'peculiar'. A medida que he ido creciendo he intentado evitar quedar atrapado en el abrazo hipnótico de la fe, que parece burlarse de la confianza en mí mismo que he cultivado cuidadosamente. Pero a estas alturas, sigo sintiéndome ambivalente. Siento vergüenza de mi propia vergüenza."
Santu Mofokeng