Es presidenta y fundadora del movimiento Ni Putas ni Sumisas, creado originariamente para luchar por la igualdad de la mujer en los suburbios franceses y en la actualidad presente en distintos países, entre ellos España, Suecia e Italia.
Nacida en el seno de una familia de origen argelino e implicada en los movimientos sociales desde los catorce años, en el año 2002 organiza una marcha para denunciar la situación de las mujeres en las barriadas francesas bajo el lema Ni Putas ni Sumisas. La reivindicación transcurre durante cinco semanas en una veintena de ciudades, logrando captar la atención de la opinión pública. Basada en esta experiencia, ha publicado Ni putas ni sumisas (2003), un alegato a favor de los valores republicanos frente a la discriminación.
Recientemente ha sido investida doctora honoris causa por la Universidad de Manchester.
