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Exposición

Espriu. He contemplado esta tierra

Con motivo del centenario del nacimiento del escritor Salvador Espriu, el CCCB acoge la exposición «Espriu: He contemplado esta tierra», un recorrido por la vida y obra de uno de los autores más destacados de la literatura catalana. La exposición recoge una serie de imágenes, textos, objectos y audiovisuales que conforman una impeacable radiografia del reconocido autor de Sinera.

En 2013 se conmemoran los cien años del nacimiento de Salvador Espriu (1913-1985). El CCCB, en colaboración con la Conselleria de Cultura de la Generalitat de Catalunya, organiza uno de los actos centrales del Año Espriu: la exposición «Espriu: He contemplado esta tierra», que acerca al público la trayectoria creativa y vital del escritor para mostrar no solo la importancia capital de su figura para la cultura catalana, sino también la complejidad y riqueza de su obra que trasciende cualquier etiqueta y que convierte a Espriu en un clásico atemporal.  

La exposición desarrolla diferentes aspectos de su biografía, de su mundo literario y de la repercusión pública de su obra. Y también reivindica la actualidad de Salvador Espriu, la vigencia en el mundo de hoy de sus temas y puntos de vista, en la triple perspectiva que la exposición propone: el mundo mítico y simbólico, la trascendencia social y la crítica indomable.

Poeta, narrador y dramaturgo, Espriu se interroga acerca de las grandes cuestiones humanas. La muestra evoca el mito de Sinera; el compromiso ético ante la guerra civil y de la posguerra; la defensa de la cultura catalana en tiempos difíciles; el fenómeno Espriu, cuando se convirtió en una referencia indispensable de la cultura española; su visión de «la piel de toro» basada en el diálogo y la tolerancia; la candidatura al Premio Nobel, y el mundo imaginativo, a veces grotesco, a veces evocador, de una potencia extraordinaria.

La exposición presenta una gran cantidad de materiales inéditos procedentes de archivos y colecciones particulares. La parte final de la muestra recrea una de las ideas fundamentales de Espriu: el mundo como laberinto grotesco, a partir de una galería de personajes que habitan su narrativa, su poesía y su teatro, presentados en animaciones realizadas por jóvenes creadores. Los personajes de esta galería se integran en un relato animado, de una sorpresiva actualidad, que permite al visitante no familiarizado en el universo Espriu introducir-se en él desde una nueva perspectiva.

 «"Espriu: He contemplado esta tierra" remite a la mirada de Espriu hacia su tierra y hacia el mundo: a veces crítica y salvajemente divertida, pero también comprensiva y llena de piedad hacia las debilidades humanas.» (Julià Guillamon, comisario ejecutivo de la exposición).

1.  EL JARDÍN DE LOS CINCO ÁRBOLES. Los orígenes del mundo de Salvador Espriu y el mito de Sinera.

  • UN TÍO OBISPO Y UN PADRE NOTARIO. La familia Espriu-Castelló, entre Barcelona, Arenys de Mar y Viladrau.

El jardín de los cinco árboles es uno de los parajes míticos de la obra de Salvador Espriu. Patio de la casa de la familia Espriu-Castelló en Arenys de Mar, lugar de recreos y juegos infantiles, se convirtió en un espacio de paz y meditación para el Espriu maduro. Hemos hecho corresponder cada uno de los cinco árboles del jardín con un aspecto de la vida de Salvador Espriu antes de 1939: la infancia, la enfermedad y la muerte de los hermanos, el mundo mítico de Arenys, la universidad y la guerra.

  • UNA INFANCIA FELIZ Y AMENAZADA. La enfermedad y la muerte de los hermanos.

La familia Espriu tuvo cinco hijos. En 1920 contrajeron el sarampión y se lo contagiaron de uno a otro, como suele pasar en las familias con muchos niños. Aunque no era una enfermedad grave, el sarampión traía complicaciones a menudo. Salvador Espriu tuvo un empiema, una acumulación de pus en la pleura. Hubo que intervenirlo, en una operación muy traumática, y estuvo nueve o diez meses entre la vida y la muerte. En el caso de su hermana Maria Isabel derivó en una enfermedad incurable, la corea de Huntington, y la niña murió entre grandes sufrimientos el 1 de enero de 1924. Tenía siete años. A fines de julio de 1926 el hermano mayor, Francesc, de catorce años, se cayó en el puerto de Arenys. Se hizo una fístula que, mal curada, derivó en una infección de la sangre. Murió en Arenys el 8 de setiembre.

  • UNA PEQUEÑA PATRIA ENTRE LAS VIÑAS Y EL MAR. El sustrato geográfico y humano del mito de Sinera

Salvador Espriu i Castelló nació el 10 de julio de 1913 en Santa Coloma de Farners, donde el padre era notario, y a partir de 1915 vivió siempre en Barcelona. Los veranos, hasta los diez años, los pasaba en Arenys de Mar, pueblo natal de sus padres y de sus antepasados. En la tertulia que el padre tenía con el párroco, el médico y otros amigos del pueblo descubrió un pasado, heroico y grotesco a la vez, sobre el que construyó el mito de Sinera. 

  • JOVEN, ERUDITO Y SARCÁSTICO. Estudiante de historia antigua y derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Espriu formó parte de la generación que vivió los años dorados de la Universidad de Barcelona, antes de la guerra civil. En octubre de 1930 se matriculó en la Facultad de Derecho y en la de Filosofía y Letras y Pedagogía. En este momento conoce a los que serán sus grandes amigos: Bartomeu Rosselló-Pòrcel, Amàlia Tineo, Mercè Muntanyola y Lola Solà. Un crucero por el Mediterráneo que reunió a la élite universitaria republicana en el verano de 1933 es el gran recuerdo común de esos años. En esta época publica losprimeros libros de narraciones, que la crítica trató con severidad. 

2.  MI PUEBLO Y YO. Espriu, entre la derrota y la consagración pública

  • DESCENDIDOS AL POZO. El primer franquismo y los inicios de la resistencia cultural. 

El desenlace de la guerra civil comportó la fractura del mundo de Salvador Espriu. La muerte de Bartomeu Rosselló-Pòrcel, en 1938, lo privó de su mejor amigo y cómplice literario. La muerte del padre, en 1940, lo obligó a ponerse a trabajar de abogado para sostener a la familia. En la posguerra se produce la eclosión de Espriu como poeta y autor teatral. Las canciones de Raimon y los espectáculos de la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual le dan una dimensión popular. Espriu se convierte en un símbolo de la cultura catalana y de la resistencia al franquismo.

  • ESPRIU Y LA CÁBALA. Un apoyo moral para los tiempos difíciles

A pesar de que se trata de una tradición basada en la Torá, el libro sagrado judío, la cábala fue hasta mediados del siglo xx la mística laica. Según Rosa M. Delor, Espriu se sumergió en la espiritualidad como reacción al mundo oscuro y de exilio interior que le tocó vivir después de la guerra civil. En este apartado hemos seleccionado diez fragmentos del libro Final del laberinto (1955) organizados por Espriu siguiendo la estructura de un árbol sefirótico: de la oscuridad a la luz. Los actores Josep Minguell y Carme Sansa recitan los fragmentos.

  • LA PIEL DE TORO, SÍMBOLO. Poesía y antifranquismo. 

En La piel de toro (1959), Espriu ofrece una lectura de las relaciones entre los pueblos de la Península que se inspira en el Himno ibérico de Joan Maragall y en los estudios de historia antigua de Pere Bosch Gimpera. Surge como respuesta a las visiones de los intelectuales castellanos de la generación del 98. El informe de censura no detectó la carga política del libro, que se publicó sin trabas y se convirtió en un símbolo del antifranquismo y la cultura comprometida.

  • ESPRIU A ESCENA. Los espectáculos de la Escuela de Arte Dramático Adriá Gual.

Junto con la canción, el teatro contribuyó de forma decisiva a popularizar el mundo de Salvador Espriu. El estreno de Primera historia de Esther en el Palau de la Música, en 1957, interpretada por la Agrupación Dramática de Barcelona bajo la dirección de Jordi Sarsanedas, acercó la obra a un público comprometido y fiel, que intuía su mensaje político subyacente. De esta primera experiencia surgieron los espectáculos de la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual. Ricard Salvat, que había estudiado en Alemania, vio las posibilidades dramáticas de la obra de Espriu en el contexto del realismo épico de Bertolt Brecht. La obra de Espriu se situó en el centro de una creación colectiva que implicó a jóvenes actores, escritores y artistas.

3.  EL CONTROL DE LA POSTERIDAD. La transición, el peso del mito y el poeta nacional

  • LA CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN.

Poco amigo de dejarse fotografiar, Espriu fue objeto de retratos promocionales, periodísticos y psicológicos, y creó una imagen que en los últimos años de su vida se convirtió casi en un icono. Enlutado, trascendente, solemne, Espriu representaba el papel de conciencia crítica de la sociedad catalana, y lo hacía corresponder con una imagen de austeridad y autocontrol. En este espacio pasamos revista a la construcción de la imagen de Espriu: desde los retratos de los años cincuenta, que muestran la fuerza de la juventud, hasta las fotografías de la década de los sesenta, que presentan a Espriu en la plenitud de su personaje.El final del franquismo comportó muchos cambios en el mundo político y cultural. La política de partidos sustituyó los movimientos populares y las plataformas unitarias. La cultura comprometida de la posguerra entró en crisis y surgió una cultura espectáculo vinculada a los medios de comunicación de masas. Espriu tuvo un papel muy destacado en estos años. Sus declaraciones sobre la lengua o la cultura catalana, difundidas en la prensa y la televisión, adquirían un tono casi oracular. Asediado por periodistas, políticos y escritores noveles, tuvo que crear barreras para poder escribir y reescribir su obra.

4.  EL LABERINTO GROTESCO. Los personajes de Espriu y su sorprendente actualidad

De todos los aspectos de la obra de Salvador Espriu, el lado más crítico, irónico, incluso sarcástico, es el que mejor cuadra con la sensibilidad actual. Es un Espriu que observa las debilidades humanas, el egoísmo y la insolidaridad de la gente, y hace de todo ello un retrato coral, extremado e implacable. Es el laberinto grotesco, por donde circulan los sabios de Konilosia (España), los grandes señores de Lavinia (Barcelona), la capital de Alfaranja (Cataluña), con su séquito de serviles, y la gente de Sinera (Arenys), de pasado glorioso y vida menuda.

  • «Así, pues, señor Director ¿tampoco ahora cobraremos?»

«Los subalternos» es un cuento de Ariadna en el laberinto grotesco (1935). Un prócer del país, bien vestido, fumando un puro, visita a los subalternos que trabajan en su fundación para decirles que ese mes no cobrarán. Todos lo aceptan o fingen aceptarlo. Todos menos la señorita Teresiana Cacao. El prócer da las culpas de la situación al Estado y dice, bajando la voz: «Cuando seamos independientes...» Animado por Marcel Pié, sorprende por su absoluta vigencia.

  • «Un singular pero sencillo laberinto, en medio de voces y figuras estrafalarias.»

Quince personajes de Espriu que hemos ido encontrando en distintos momentos de esta exposición, dibujados y animados por Laboratòrium. El oso Nicolau, que bailaba desastrado por las calles de Sinera, y la delicada reina Esther, Crisant Baptista Mestres adulando a sus discípulos, la profesora Ulrika Thöus, que se pasa la vida contando espermatozoides para sus estudios de genética, Teresa Vallalta –la «Teresita-que-bajaba-las-escaleras» de uno de los cuentos más tragicómicos de Espriu– añorando el pasado glorioso de su casa, las Ginebreda, arruinadas, olvidadas, abrumadas por la posguerra... 

5.  ESPACIO DE DOCUMENTACIÓN, CONSULTA, TALLERES

Espacio adecuado para profundizar en los aspectos de Salvador Espriu que plantea la exposición y para llevar a cabo los talleres que el CCCB Educació ha diseñado  para estudiantes y familias. También presenta una gran vitrina que contiene las primeras ediciones de la obra de Espriu acompañadas de una historia editorial de algunas de las publicaciones. 

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